La historia del hombre, la de los homínidos, está ligada al bosque; primero, como espacio de vida vinculada a la caza, el paso a cazador/recolector y a la apertura al conocimiento y uso de plantas con propiedades curativas, algunas con connotaciones mágicas; y segundo, al uso de árboles para la obtención de ramas y troncos para protegerse de animales e inclemencias del tiempo; más tarde, con mayor amplitud, ligada al sedentarismo y a la domesticación de plantas y animales.

El bosque y sus componentes, omnipresente en relatos, poesía, pintura y otras manifestaciones artísticas, es asumido por la sociedad actual como lugar con una vegetación mayoritariamente arbórea, no objeto de cultivo agrícola, que ocupa una cierta extensión, más allá de la que representan un parque o un jardín botánico.

Las cortas masivas de masas arbóreas para la implantación de cultivos agrícolas, sobreexplotación ganadera y aprovechamientos intensivos de madera, sin un control de las cortas marcado por una selvicultura adaptada a las condiciones de estación y especie, han conducido a lo largo de siglos a extensiones con una vegetación en la que arbustos, matas y hierbas han sustituido al bosque primigenio compartiendo un espacio, que ha dado lugar a una figura a la que puede designarse como monte, en ocasiones todavía con la presencia de una muy baja densidad de árboles.

El vocablo “montes”, en plural y muchas veces con mayúscula, es también el manejado en el sector forestal español y en la jerga común en español, para designar las masas arbóreas, referido tanto a bosques en el sentido científico, técnico y común, como a las formaciones con escasa densidad arbórea (p. ej. las dehesas boyales), y otras que pudieron haber sido bosques (la conocida cita de Estrabón sobre el correteo de la ardilla que va de árbol en árbol sin tocar en el suelo a lo largo de la Península), y que se han degradado y convertido en arbustedas y matorrales de vocación boscosa total o parcialmente perdida.

Estas disquisiciones llevan a justificar el título de esta exposición, “Montes y bosques. Fuente natural de principios activos”, al referirse a las formaciones vegetales que los integran como fuente de sustancias de actividad farmacológica, industrial y cosmética.

Aplicaciones y usos que confieran a montes y bosques una visión panorámica, un papel adicional a otros más conocidos como son la obtención de madera y el control de avenidas y sujeción de suelo, y la obtención de bienes no tangibles, tales como componentes y determinantes de paisajes, la captación y el secuestro de carbono; en suma, un conjunto de bienes y servicios con proyección social y bioeconómica.

Autor: D. José Alberto Pardos Carrión
Ed. Real Academia de Ingeniería
Año: 2022
ISBN: 978-84-95662-87-3
Nº de páginas: 69